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INMORTALIZANDO A GILBERTO
Gilberto creía en la democracia, no en un pueblo que gobierna con el pueblo, sino en la diversidad de pueblos, en las minorías hartas de injusticias y en espera de atención, creía en la democracia como un sistema integral que se construye con participación incluyente de todos. De un México plural y diverso.
Y eso lo demostró plenamente en un momento cúspide de su carrera política, un momento donde el esplendor de su brillantes deslumbro a millones de mexicanos, ese debate que derrocho intelecto y a la vez simpatía por las clases marginadas:
"Para un partido que carece de recursos, vivir un momento tan importante de equidad ante veinte millones de mexicanos es una gran oportunidad. Somos el partido que más ha sufrido la inequidad en la campaña; por eso el debate fue un momento de respiro. Nos permitió vernos de igual a igual, hasta con el banquito —se permitió una broma hacia sí mismo—, y esas oportunidades son muy valiosas en campañas como ésta, que están hechas por los ricos y para los ricos." Dijo el candidato después del debate
Ese miércoles 26 de abril se publicaron al menos doscientas notas sobre Rincón Gallardo en los periódicos. “Ese día comenzaron a llover las solicitudes de entrevista, las llamadas enloquecidas de las estaciones de radio, los comentarios de los analistas políticos y las expresiones espontáneas de apoyo en la calle”. Ese hombre que resguardaba y guiaba a las nuevas generaciones, 80% de su equipo de campaña eran jóvenes.
Hombre de reconstrucción nacional, pero a la vez de reclamo social, Izquierda por intelecto, por oposición a un régimen autoritario y dominante, seguidor de ideas y proyectos, no de pugnas ni cotos de poder. Apoyó la candidatura por la presidencia al derechista candidato de Acción Nacional, Luis H. Álvarez, que aseguraba una alternancia en México, no obstante continuo su lucha en las clases obreras encabezadas por la izquierda socialista.
Luchaba por un México justo, para lograr que la lucha de clases se quedara solo en una hipótesis teórica; Estaba ahí donde encontraba esa injusticia, esa diferencia y esa marginación.
Gilberto Rincón Gallardo, a sus 61 años, padre de tres hijos y abuelo de siete nietos, comenzó su campaña un 23 de enero en Ocosingo, el municipio de Chiapas en cuyo mercado se dio el más encarnizado de los enfrentamientos entre soldados federales y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, durante los primeros días de enero de 1994, “en una de las regiones más complejas del país, una esquina del México bárbaro donde la convivencia cotidiana entre minorías ha terminado por estallar a partir de la diferencia: indios, blancos, mestizos, católicos, protestantes, homosexuales, mujeres, terratenientes y marginados comparten un espacio común marcado por el encono.”
Reconoció su incapacidad desde niño, sobrevivió a las crueldades de una sociedad excluyente, por eso vivió como un luchador de los derechos de las minorías, en las cuales formaba parte, creando un valor no solo de lucha sino de comprensión, conciencia social y de respeto a la diversidad:
"Desde niño tuve una influencia muy fuerte de valores humanos que son insustituibles: el respeto y la preocupación por el otro, la idea de compromiso con la comunidad en la que uno vive, y eso se va traduciendo en el compromiso por la lucha social" Apunta Gilberto comprometido.
Amante del teatro norteamericano, considerándose ferviente admirador por su extremo drama, Arthur Miller, Tennessee Williams, Eugene O'Neil fueron sus favoritos.
Hombre de política, que se definía como izquierda, pero era admirado por ser de los pocos hombres que almacenaba los distintivos característicos de cada corriente política, lo emprendedor de la derecha, la experiencia del centro, y el intelecto de la izquierda,:
“Yo no tengo por qué arrepentirme de un pasado muy prolongado en la izquierda dogmática, estatista, porque era la izquierda de entonces", continuó Rincón. "Pero sí estoy obligado a echar una mirada retrospectiva y ver todo lo que se ha caído para poder darle continuidad a una trayectoria y a una vida que hoy se puede reflejar en lo nuevo". Gilberto en retrospectiva.
Hombre de letras, de basto estudio, y definición ideológica coherente, agudo en su análisis social, y estudioso de otros grandes pensadores, aquí su brillante respuesta a la pregunta de que autor le hubiera gustado ser: (ME QUEDO CON ESTA RESPUESTA PARA SIEMPRE, ESCOGER A RAWLS NO ES UN LUJO QUE CUALQUIER HOMBRE SE DA)
"Si tuviera que elegir entre los autores que me hubiera gustado ser, me quedaría definitivamente con Rawls. Su visión va al encuentro de rutas claras con un viejo anhelo de la humanidad, porque el socialismo estatista ahoga las libertades individuales en aras de la justicia social, y el concepto de hacer el Estado a un lado y poner el mercado a todo vapor en aras de las libertades individuales hace pedazos los equilibrios sociales y la justicia social". Gilberto que deslumbra sencillez e intelecto.
Hombre congruente en pensamiento y conducta, opositor a cualquier incongruencia social, a la hipocresía de la clase política dominante, y la falta de políticas claras; Censurado, apresado y vejado; que hombre aquel que pueda siquiera poder levantarse de un flagelo como el que vivió Gilberto. Considerado según la revista EPOCA “el mexicano que mas veces ha estado en la cárcel”, al ser apresado en 32 ocasiones.
Hombre que nació con un don que todo hombre envidiaba, un don que lo hacia admirable por cualquiera de los demás, que para los ojos de sus lectores la única incapacidad que tenía era la de la mortalidad física. Sus ideas, vivencias, luchas y pasiones han quedado marcadas en este país, a la que enorgullece haber creado hombres como èl.
Ahora es tiempo de cambiar de trinchera, que en las batallas por venir tu serás espada y escudo, que al ritmo de tambores de guerras cantaremos tus ideas, con eco de enseñanzas. Gilberto Rincón Gallardo se queda, porque hombres como èl, merecen ser inmortalizados.
*En Homenaje a uno de los mejores hombres que ha dado este país, Gilberto Rincón Gallardo, político, escritor, maestro, luchador, discriminado, vejado, pero siempre en pie. Que en paz descanse.
*Reseñas de Antonio Ruiz Camacho “Letras Libres” Año 2000
Por Roberto Ángel Arrucha Estrada
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