Juán Pérez es un exitoso panadero de la ciudad de México, todos los días se levanta a las 4 de la mañana para preparar su pan, desde la elaboración de la masa, hasta los adornos finales después del horno, el éxito de Juán reside en lo exquisitamente detallado de su pan, los vecinos le felicitan y agradecen el aroma que acompaña su caminar cuando pasan junto a la panadería, y como les dice Juán a sus clientes: un pancito alegra la mañana.
La panadería de Juan Pérez no está inscrita en hacienda, y a duras penas da un pequeño recibo de pago, pero es tan popular que inclusive la visitan clientes de diferentes partes de la ciudad y del país, al grado de haber recibido muchas ofertas para expandir su negocio a otros lugares, lo que Juán Pérez ha visto como la oportunidad de transformar su panadería en una gran cadena y no sólo un pequeño negocito, por lo que se anima a pedir ayuda para llevarlo a cabo.
Aunque muchos le han ofrecido ayuda financiera con tal de participar con él como socios, Juan ve con escepticismo aventurarse a trabajar con alguien, ya que junto a sus sobrinos, que lo han ayudado desde hace 5 años en la panadería, conocen a la perfección el procedimiento de su exquisito pan, por lo que confía en poner a cada uno de ellos en las nuevas panaderías.
Con esta idea circulando todo el día en la cabeza de Juán Pérez, una mañana se atreve a preguntarle a su amigo Roberto, un abogado que desde hace un año va todas las mañanas por su pan calientito, y pedirle su opinión al respecto, lógico la primera recomendación del abogado es que haga una cita con su secretaria, pero por ser su amigo, le sugiere optar por la idea de buscarse un socio, y así constituir su empresa con las formalidades de la ley, y aunque a Juán Pérez le gusta la idea de formalizarse, insiste en alguna opción que no tengan que involucrar a un socio más, por lo que el abogado le comenta de una nueva figura que propusieron unos diputados, la llamada empresa unipersonal, explicándole que no es otra cosa que una empresa, pero con un solo socio.
Emocionado y sorprendido, Juán Pérez mostro interés por ser dueño y único socio de su propia empresa, por lo que Roberto le explica los beneficios de abrir una empresa así, “Con una empresa unipersonal, podrás tener a clientes más grandes, incluso volverte una franquicia”, “Con una empresa unipersonal, ya no pondrás en riesgo tu patrimonio personal, ya que en caso de quiebra, quien responde es tu empresa, no tú”, “Con una empresa unipersonal podrás acceder a más y mejores créditos”.
A Juán Pérez le parece una idea perfecta para su negocio, que le permitirá expandirse y constituirla formalmente, sin embargo, su emoción desvanece cuando el abogado le explica, que a pesar de tantos beneficios que contiene este tipo de empresas, en México todavía no existe formalmente, y que a pesar de que se ha tratado de instaurar en la ley, los diputados llevan más de 2 años discutiéndola, y no hay para cuando puedan aprobarla.
Después de una hora de conversación, el abogado se va, diciéndole a Juán que para cuando los diputados la aprueben, le avisará. Juán Pérez se decepciona y como la mayoría de los mexicanos, culpa al gobierno del atraso en que vive el país.
El día de hoy Juán Pérez se levantará como todos los días a las 4 de la mañana, preparará su pan y atenderá a sus clientes, y leerá el periódico mientras descansa, sin embargo hoy encontrará algo que lo decepcionará aún más, un encabezado que a la letra dice “El Presidente Felipe Calderón veta decreto por el que se aprueban las empresas unipersonales”, al leer esto, Juán Pérez azotará el periódico, maldecirá al presidente y al gobierno, pero al fin y al cabo decidirá abrir más tiendas, con la obviedad de seguirá como siempre, dando recibitos, condenándose a la informalidad.
El día de ayer el presidente Felipe Calderón veto el decreto que posibilitaba la apertura de empresas unipersonales, él argumenta que “no está en contra del objeto de la reforma, pero se pronuncia por una regulación mínima que permita dotar de agilidad los mecanismos de constitución y de operación de las sociedades, lo que no se actualiza en el proyecto de decreto", lo que en otras palabras quiere decir que el presidente se opone al exceso de burocracia en la apertura de una empresa unipersonal, que terminará inhibiéndola.
El tema, que a primera vista parece sencillo, se ha vuelto complejo conforme más ajustes recibe la propuesta, que si falta esto, que si el otro, que los trámites, etc.
Este ir y venir de la burocracia mexicana, condenará a un exitoso empresario como Juán Pérez a vivir en la clandestinidad, sin aportar un peso al país en impuestos, sin posibilidad de crecer, y lo peor, la decepcionante idea de vivir en un País que no hace nada para salir del hoyo.
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