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martes, 31 de mayo de 2011

Un Filantropo de Clase Mundial, texto de Roberto Newell




Roberto Newell

26 May. 11/ Reforma

DE CONVICCIÓN LIBERAL






                        






El video en cuestión es una de las conferencias TED que se difunden vía YouTube. El video dura alrededor de diez minutos. En él, Salman Khan presenta una síntesis del método didáctico que ha desarrollado para enseñar matemáticas y ciencias a adolescentes que se están preparando para entrar a universidad.

Khan es un joven americano de origen hindú. Es un muchacho de 30 y tantos años con tres grados de MIT y uno de Harvard. Después de graduarse entró a trabajar como analista en un hedge fund de Wall Street donde usaba sus destrezas analíticas para desarrollar productos financieros.

Por las noches aprovechaba otro de sus grandes talentos: es un profesor nato, que sabe comunicar conceptos abstractos y complejos en forma sencilla y accesible. Como sus parientes conocían esta habilidad, le pidieron que ayudara a sus primos a prepararse para entrar en buenas universidades donde uno de los principales requisitos es contar con buenas bases cuantitativas. Como sus primos vivían lejos utilizaba internet para instruirlos.

Al cabo de un periodo breve, su audiencia se había multiplicado y decidió usar YouTube para difundir sus materiales. Esta experiencia transformó su vida. Al cabo de un breve rato, Khan renunció a su empleo en Wall Street para dedicarse de tiempo completo a desarrollar y difundir materiales educativos vía internet. En 2006 fundó Khan Academy, una ONG cuya misión es "brindar educación de clase mundial a todas las personas en todo el mundo gratuitamente".

Hasta la fecha, los videos de Khan han recibido más de 55 millones de visitas individuales. La videoteca consta de más de 2 mil 100 programas individuales (alrededor de 600 traducidas al español). Cada uno de los videos transmite un concepto y viene acompañado de problemas que sirven para ejercitar los conocimientos y destrezas recién adquiridos. Como los videos se pueden consultar repetidamente, los alumnos definen el ritmo de aprendizaje.

El método pedagógico de Khan transforma el modelo de difusión de conocimientos radicalmente. Como el video se puede repetir tanta veces como sea necesario, el rol del educador cambia. En vez de transmitir conocimientos, esta tarea se delega al video, mientras que el tiempo del maestro se dedica a intervenciones más selectivas e individuales y, consecuentemente, de más alto valor agregado.

El instructor interviene cuando los alumnos tropiezan con un obstáculo de aprendizaje que no logran resolver con las herramientas disponibles. La inversión de roles permite alcanzar el nirvana de los educadores: contar con un método que permita a cada niño desarrollar sus capacidades al máximo con base en sistemas de instrucción individualizados.

Los programas de Khan aprovechan la comunicación interactiva que facilitan las redes de internet. Los programas de instrucción monitorean al alumno. Si todo va bien (v.gr. el alumno lograr resolver una secuencia de problemas correctamente), la computadora emite un certificado de reconocimiento que sirve para incentivar al alumno. Los certificados reconocen diferentes niveles de aprendizaje, que van desde principiante hasta experto de clase mundial.

Pero el seguimiento también sirve al instructor para identificar áreas de conocimientos que deben ser reforzadas, ya sea con más ejercicios o repasando los contenidos que causan problemas al alumno. La información que recibe el maestro le permite preparar una estrategia de intervención enfocada en las necesidades precisas del alumno. Esto permite maximizar el valor del tiempo de contacto entre el instructor y el alumno. Todo esto es genial, pero hay otra razón para admirar lo que está haciendo Khan.

Khan podría haber hecho una fortuna vendiendo sus videos. En vez, decidió distribuir sus programas gratuitamente a todas las personas que se interesen en ellos. Prefirió cambiar al mundo, en vez de hacerse rico.

Financia el desarrollo de sus programas con base en donativos (grandes y pequeños) que recibe de miles de personas e instituciones. Su proyecto va muy bien: ha recibido decenas de reconocimientos públicos y obtenido el apoyo económico de varias organizaciones filantrópicas y organismos multilaterales. Se merece esto y mucho más.

Con sus videos, Khan está logrando lo que no han logrado grandes sistemas de educación pública usando métodos tradicionales. Khan no estudió pedagogía, pero está cambiando el modelo pedagógico con que operan las escuelas en todo el mundo. Ojalá que sepamos aprovechar esto en México.



Roberto Newell G. es Economista y Vicepresidente del Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. Las opiniones que aparecen en esta columna son personales.



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