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sábado, 11 de junio de 2011

La elección del próximo líder del FMI, texto de Joseph E. Stiglitz


10 Jun. 11

Joseph E. Stiglitz / Reforma
Antes de lo esperado, el Fondo Monetario Internacional tendrá un nuevo director gerente. Durante más de una década, critiqué la gobernancia del Fondo, simbolizada por la manera en que se elige a su líder. Por acuerdo de caballeros entre los accionistas mayoritarios -el G-8-, el director gerente tiene que ser europeo, mientras que los norteamericanos ocupan el puesto número dos y están a la cabeza del Banco Mundial.

El nombramiento más tristemente célebre fue el de Paul Wolfowitz, uno de los principales arquitectos de la Guerra de Irak, para liderar el Banco Mundial. Sus criterios allí no fueron mejores de los que involucraron a Estados Unidos en esa aventura desastrosa. Tras colocar la lucha contra la corrupción al tope de la agenda del Banco, se fue a mitad de su mandato, acusado de favoritismo.

Finalmente, conforme pareció surgir un nuevo orden tras la Gran Recesión fabricada por EU, el G-20 acordó (o al menos eso se creía) que el próximo director del FMI sería elegido de una manera abierta y transparente.

Las crisis tienen que manejarse con mucho cuidado. En 1997, la mala gestión de la del este de Asia por parte del FMI y del Tesoro de EU transformó las desaceleraciones en recesiones, y las recesiones en depresiones. El mundo no puede permitirse que se repita ese desempeño.

Hoy, la crisis inminente está en Europa, donde el Banco Central Europeo parece estar poniendo su propio balance y el de los bancos europeos -cargados de deuda de Irlanda, Grecia y Portugal- por sobre el bienestar de los ciudadanos de esos países.

El BCE necesita pensar en cómo ayudar a todos, no sólo a los banqueros que compraron los bonos. El nuevo criterio debería ser poner a la gente en primer lugar, y a los accionistas de los bancos y tenedores de bonos en segundo. Incluso si los accionistas y los tenedores de bonos pierden todo, con la reestructuración correcta, todavía podemos salvar a los bancos y proteger a los contribuyentes y a los trabajadores.

Cuál sea la actitud del próximo director gerente del FMI sobre esta cuestión es de una importancia crítica, pero difícil de predecir. A pesar del fracaso de la estrategia del FMI en el este de Asia, América Latina y otras partes, todavía tiene adherentes, incluso en los mercados emergentes.

La disputa por el liderazgo resultó ser diferente a lo esperado. Algunos de los candidatos más calificados no recibieron el respaldo de sus propios gobiernos que el proceso político parece exigir. Otras personas calificadas de los mercados emergentes se mostraron reacias a lanzarse al ruedo -es una tarea brutal, con un cronograma de viajes que requiere que la energía física esté a la par de la sabiduría y la experiencia.

A pesar de lo mucho que me gustaría ver a alguien de los mercados emergentes y del mundo en desarrollo presidir el FMI, la principal prioridad es elegir un líder con las capacidades y el nivel de compromiso y entendimiento necesarios en un proceso abierto y transparente, alguien que siga transitando el sendero de la reforma en el que se embarcó el Fondo.

La realpolitik podría implicar que haya personas de experiencia tanto de China como de EU en la alta gerencia, pero la presunción de que el puesto número dos debería ser ocupado por un estadounidense también tendría que desaparecer.

Cualquiera sea el resultado, el FMI, el Banco Mundial y la comunidad internacional tienen que reafirmar su compromiso con un proceso abierto y transparente. Por ejemplo, en lugar de nominaciones de parte de gobiernos, un comité de nominación internacional podría presentar nombres. De la misma manera, cambios en los procedimientos de votación (pública por países, y no a través de distritos electorales, o un requisito de que los candidatos ganen el respaldo de una mayoría de países en desarrollo y emergentes) podría persuadir a más funcionarios de mercados emergentes de postular sus nombres.

Lo que estamos viendo ahora -campañas abiertas, a diferencia de una selección a puertas cerradas- parece ser un paso en la dirección correcta. Pero es de esperarse que las promesas de campaña no aten las manos del nuevo líder, como suele suceder en la política electoral.

Uno de los principales candidatos resultó ser una mujer francesa, Christine Lagarde, que, como Ministra de Finanzas de Francia, ayudó a sacar a su país de la Gran Recesión. Fue una franca defensora de las reformas del sector financiero, y se ganó el respeto de todos aquellos con quienes tuvo que trabajar.

La política no siempre es amable con los buenos candidatos. El mundo debería estar agradecido de que haya al menos uno. El lugar donde haya nacido no debería ser un impedimento para sus perspectivas.

Joseph E. Stiglitz es profesor universitario en la Universidad de Columbia, premio Nobel de Economía y autor de Freefall: Free Markets and the Sinking of the Global Economy. © Project Syndicate 1995-2011


 



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