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martes, 16 de noviembre de 2010

Canon Digital, condenado a muerte




Lo que inició como un tema exclusivamente legal, hoy ha generado un choque de trenes donde partidos políticos, abogados, cámaras empresariales, gobiernos, internautas, economistas y medios de comunicación, se han enfrascado en una guerra de declaraciones y poderes en la comunidad europea, específicamente en España.

Veamos de donde viene todo el pleito, el canon digital es un impuesto que se adoptó en el país ibérico en 1996 y que se aplica a diversos medios de grabación, (DVD´s, CD´s, etc); el también llamado canon por copia privada, nace por la presión de diversos autores que veían afectados sus ingresos por violación al copyright, sin embargo el cobro de este impuesto ha sido duramente criticado por su cobro indiscriminado, ya que los sujetos del tributo son aquellos que realizan copias privadas, y tal presupuesto varía según el fin que tenga su realización.

Hace unos días, El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha fallado en este último sentido, considerando que el canon no puede aplicarse indiscriminadamente a los equipos, aparatos y soportes de reproducción digital que no se hayan puesto a disposición de usuarios privados y que estén reservados a usos distintos a la realización de copias privadas.

Esta distinción deduce que el canon no puede gravar productos que no van a ser comercializados bajo B2C (Business to consumer) por lo que no van dirigidos a personas físicas sino a personas morales, al igual que el canon no puede gravar productos destinados exclusivamente a un uso profesional, empresarial o a cualquier otra aplicación distinta al consumo privado.

Un ejemplo, mi empresa, que vende DVD´s blancos (sin formato) al mayoreo, comercializa por dos vías, el primero es por puntos de distribución o tienda abiertas al consumidor, el otro como proveedor de diversas empresas y ayuntamientos, es decir, en el primer caso comercializo en B2C (Business to consumer) y en el segundo B2B (Business to business), sin embargo el canon que se cobra, y que traslado mis clientes en estos DVD´s, se fundamenta en la suposición legal de que se crearán copias privadas de algún material bajo copyright, suposición que suena lógico en B2C, pero no B2B, lo que es completamente impensable, ya que si les vendo DVD´s a empresas es lógico suponer que ellos comercializarán o usarán para otros fines distintos a las copias, es decir, la ley supone que todo DVD es para realizar copias de material que tutela el copyright.

Esta resolución del Tribunal de Luxemburgo, que no es vinculante, recae sobre una consulta que pidiera la audiencia de Barcelona en relación a una reclamación de la Sociedad General de Autores (SGAE), contra Padawan, empresa dedicada a la venta de DVD´s, CD´s y reproductores MP3, y que se espera tenga un gran impacto para la economía, exclusivamente para el sector, ya que la mayoría de los ingresos de la SGAE provienen de las empresas y gobierno.

Este litigio, que a primera vista puede circunscribirse a un sector o territorio, ha tomado tal trascendencia que la ya épica batalla entre la economía digital y la economía real, ha encontrado un nuevo frente. Empresas, Ministerio de cultura, Senado, Parlamento Europeo, Asociación de Internautas, Unión Europea, PSOE, PP, Ayuntamientos, Medios de comunicación y miles de internautas, se han pronunciado al respecto, y tras la declaración del Tribunal de “ilegal” el canon digital, internautas, el PP, empresas y ayuntamientos exigen su devolución, mientras que los autores, el PSOE y el gobierno español insisten en la legalidad del canon.

Sin duda la evolución de la industria de contenidos ha visto disminuidos sus ingresos a causa de la piratería y la distribución ilegal de este material, pero es la misma evolución de la industria la que ha encontrado nuevos caminos para seguir siendo lucrativa, inclusive mucho mas en algunos casos.

Casas disqueras, medios tradicionales y autores han emprendido una férrea lucha contra lo que dicen es un delito: la libre circulación de contenido por la internet, condenando las descargas y poniendo una escopeta legal contra cualquiera que abra un sitio web que lo fomente; El último caso y más sonado fue LimeWire (famoso programa para intercambiar música en línea), en la que una corte federal de Nueva York ordenó el cierre definitivo del sitio y del cliente LimeWire.

Esta polémica decisión se produjo tras la denuncia por parte de la Recording Industry Association of America (RIAA) argumentando que el software es usado para llevar constantes violaciones de derechos de autor mediante la descarga ilegal, provocando el disgusto y la condena de miles de internautas que usaban esta herramienta, lo que se ha dicho es una decisión que sólo perjudica a la industria de los dueños de los derechos de autor, sin embargo, la RIAA ha respondido con un claro mensaje: vamos por todos los P2P.

Otro que se une a esta batalla es el recién nombrado Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, que a escasos días de la resolución del Tribunal de Luxemburgo, tomó su bando en Madrid y se pronunció por lo que considera “es un reflejo del escaso o nulo respeto a la legalidad”, y a pesar de que se refería concretamente al caso de América Latina, lo cual está muy bien sustentado, condenó a la piratería, que reina por la “falta de una decisión gubernamental para acabar con ella”.

Estas declaraciones, llenas de condena, y que pueden estar totalmente justificadas en el contexto latinoamericano y su cultura de la ilegalidad, no pasan desapercibidas por ser representativas del sector que se resiste a evolucionar junto con la industria de la distribución de los contenidos con copyright; Vargas Llosa confía en el ingreso por la venta tradicional de sus libros, dejando la carga de una exitosa distribución a sus editores, que no ven otra forma de vender que los mismos canales tradicionales de siempre, ignorando que dentro de una economía digital la demanda aumenta conforme aumenta la oferta, es decir, entre más accesible se encuentre algo en la red, mayor gente lo querrá, y en consecuencia mayor ingresos generará.

Y esto ya tiene antecedente, en un estudio realizado por la Universidad de Administración de Noruega sobre el efecto de digitalización de la música en el país, compararon los ingresos de los artistas entre 1999 y 2009.

Los investigadores concluyeron que los ingresos totales de la industria crecieron de 1.400 millones de coronas noruegas en 1999 a 1.900 millones en 2009, que después de ajustarlo con la inflación, el aumento real se redujo hasta un 4% en este período de tiempo, mientras que los ingresos individuales de los artistas crecieron más del doble, con un incremento del 114%. Después del ajuste por inflación, los ingresos de los artistas pasaron de 255 millones de coronas en 1999 a 545 millones de coronas en 2009.

Los artistas noruegos, como lo están empezando a hacer los norteamericanos, encontraron nuevos y mejores mecanismos de distribución de su música, lo que ha disminuido el uso de intermediarios, que normalmente se llevan la mayor parte de la ganancia, y esto ha hecho que tanto los nuevos medios como los fans, tengan mayor acceso a nuevos contenidos, y no sólo eso, los artistas han mantenido sus ingresos.

No estoy a favor de la piratería, lo cual debería estar completamente penado y perseguido, ni mucho menos en contra la de industria de la música, que ha generado miles de empleos, lo que es criticable es la renuencia a evolucionar, la insistencia a seguir manteniendo los mismos privilegios de los intermediarios en una reducida oferta artística.

La evolución de la industria cambia, y seguir llamando “delincuentes” a quienes evolucionamos con ella, es condenarse al atraso y olvido, la historia demuestra que los que no se adaptan, con el tiempo, morirán.



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